Sònia Parladé
Elsa Merino: "No es posible una emancipación de la mujer en una sociedad capitalista"
Elsa Merino tiene 21 años y vive en Barcelona. A los 17 empezó a interesarse superficialmente por el tema del feminismo hasta hoy, considerándose “feminista de clase”.
Actualmente no está afiliada a ningún colectivo o asociación feminista, pero mantiene contacto con algunos de ellos para seguir con su formación en el feminismo.
Un 25 de noviembre de hace dos años conoció a Claudia en una manifestación feminista en el centro de Barcelona, quien le abrió puertas al feminismo de clase y con que comparte hoy una gran amistad.
Feminismo de clase
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Hasta posicionarse finalmente dentro del feminismo ha tocado corrientes como el radfem (feminismo radical), que bajo el lema “lo personal es político” tiene sus puntos clave en la sororidad, la cultura y costumbres que también influyen en la creación de los estereotipos y la importancia de los grupos no mixtos dentro del feminismo para evitar situaciones de poder impuestas en la sociedad.
No obstante, durante los años en que Elsa se formó (y sigue formándose) en el feminismo siempre tuvo en cuenta que la opresión de clase era un factor que trascendía a la opresión de género: “está claro que una mujer de clase obrera no tiene las mismas oportunidades que una mujer burguesa, y que por tanto está más oprimida. Lo que yo no me había planteado hasta hace relativamente poco es que la libertad de la mujer no se puede conseguir si no nos liberamos de la opresión que ya sufrimos por ser clase obrera”. Dicho de otra manera, “el primer paso para romper las cadenas que mantienen la mujer atada a viejas costumbres y estereotipos es que las mujeres con trabajos precarios tengan las mismas oportunidades que las mujeres que no tienen problemas económicos”. Es por eso que rechaza el feminismo liberal, teoría que pretende apartar el feminismo de cualquier ideología política, considerándolas cosas independientes. También rechaza el radfem, que antes defendía, porque “el capitalismo va ligado con el patriarcado y, por tanto, no es posible una emancipación de la mujer en una sociedad capitalista”.
¿La ideología política importa?
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“No es tanto una cuestión de qué partido votar, sino tener claro que en un sistema y una política capitalista es imposible lograr la emancipación de las mujeres. Yo me considero comunista precisamente por eso, porque en un sistema socialista el tema de la igualdad de género es imprescindible.” Así explica la importancia de priorizar la cuestión de género desde la raíz y ligada con la clase obrera. Nos cuenta que gran parte de las mujeres que rechazan el feminismo de clase lo hace porque les parece utópico: “es normal creer que el comunismo no funciona cuando hemos estado criados en una sociedad capitalista y patriarcal y nos han enseñado que los gobiernos comunistas están destinados a fracasar. Yo creo que no es así”. Tampoco cree que el capitalismo esté funcionando, pues se basa en la explotación de unos para enriquecer a otros. “Es cuestión de informarse bien y considerar qué es más adecuado para una sociedad justa y meritocrática. Para mí la única posibilidad es el socialismo.”
Militancia
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En estos momentos Elsa no está afiliada a ninguna asociación feminista, pero tiene como referencia el colectivo latinoamericano Género con clase, un portal de internet que vincula la emancipación de la mujer a la lucha obrera y que la ayudó a formarse en esta corriente. También sigue la página Feminismo de clase en Facebook, que recomienda a todas las personas que quieren empezar a informarse sobre esta corriente.
Nos explica que no sabe de muchos colectivos que defiendan esta doctrina en España. Sin embargo, conoce a muchas chicas jóvenes que dan voz al feminismo de clase por redes sociales. Una de ellas es Magdalena Proust, que mediante Twitter reflexiona sobre el feminismo basándose en la importancia del fin de la opresión de clase.
Otra forma de conocer a “mujeres camaradas”, como ella las llama, es en las manifestaciones feministas más importantes que tienen lugar cada 25 de noviembre (Día contra la violencia hacia la mujer) y 8 de marzo (Día de la mujer trabajadora) en Barcelona. Elsa opina que las manifestaciones son “el ambiente ideal para debatir, escuchar y formarse juntamente con otras mujeres de las que aprender”.
Antes de acabar la conversación Elsa nos explica que junto con su amiga Claudia tiene en mente crear algún tipo de grupo en Barcelona donde compartir sus ideas para que lleguen a más personas. Además, comenta que “echo en falta algún tipo de colectivo físico, fuera de la red, para poder “desvirtualizar” a todas las compañeras que he conocido sobre todo en Twitter gracias al feminismo de clase”.
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